
El pasado sábado asistí a un evento que organizaba la asociación de Amigos de la Historia de Móstoles (AHIMOS) en el Museo de la Ciudad, en el que se homenajeaba a un grupo de historiadores que habían investigado sobre la ciudad de Móstoles, entre los que se encontraba Alejandro Peris Barrios, quien fuera profesor de historia en mi etapa de bachillerato.

Movido por la nostalgia y el agradecimiento a aquellos maestros que sembraron las semillas intelectuales que germinaron finalmente y me llevaron, en primer lugar a licenciarme en historia, y en segundo lugar a dedicarme a la docencia, quise acercarme a saludarle y a reconocer públicamente su labor.

El evento fue organizado por la AHIMOS, y respaldado por el Ayuntamiento, en persona de su concejal de cultura, Alejandro Martín. Aparte de a mi profesor, se rindió homenaje a otros cuatro historiadores que han investigado sobre nuestra ilustre Villa: Juan Ocaña Prados, Koldo Palacín Ara, Jesús Orozco Galindo y Jesús Rodríguez Morales.

Lamentablemente, no pude hablar con D. Alejandro, ya que en el momento del homenaje su estado de salud no le permitió asistir a la entrega del premio, que fue recogido en su nombre por su hija. Al menos a ella le pude decir que su padre fue una influencia para mí, y que estudié Historia y me dediqué a la docencia en parte por él, y que le diera un fuerte abrazo de mi parte. Emocionada me dijo que lo haría, y que seguro que su padre se acordaba de mí, ya que aunque enfermo y casi nonagenario, tenía aún la cabeza perfectamente, y recordaba el nombre de todos sus discentes.

Si bien ya hablé en su día de quienes fueron mis referentes en la universidad, los que lo fueron mientras me dedicaba a la arqueología, o un recuerdo a la memoria de mi directora de tésis, me parece justo y necesario hablar de quienes fueron mis influencias antes de cursar los estudios universitarios, en el instituto y el colegio.

Si empezásemos por el principio, debería mencionar a D. Ricardo, quien fuese mi profesor de 3 de EGB en el colegio Santa María del Bosque. Fue el primero que intentó meter la curiosidad en nuestras cabezotas. Creo que el método científico lo aprendí de él, teniendo en cuenta que teníamos ocho años, claro. Mi segunda influencia debio ser D. Pelayo, quien fuese mi profesor en 5 de EGB, en el colegio Fernando de los Ríos (colegio ya desaparecido, integrado en el Instituto Los Rosales). Con él fue con quien se inició mi interés por la Historia, especialmente por la Historia de España. Aunque era profesor único (daba todas las asignaturas), era un apasionado de esta materia, y así los transmitia a sus alumnos. Un par de años más tarde, en los últimos años de EGB tuve como tutor a D. Pepe (en la fotografía superior, a la izquierda), que fue nuestro profesor de las materias de ciencias. De él pude aprender como se gestionaba un grupo de adolescentes con las hormonas en plena efervescencia, desde el respeto, pero también la cercanía.

Luego ya en el instituto Los Rosales (en aquella época llamado Móstoles VI), hay cinco profesores que sin duda me marcaron; Carmen Corcuera (en la fotografía anterior, abajo a la derecha), profesora de Lengua y Literatura, que transmitía su pasión por la enseñanza y por la materia que impartía, organizando obras de teatro y excursiones a sitios históricos mencionados en las obras. Una gran persona que trístemente falleció hace algunos años. También Vicente, mi profesor de Filosofía, que también nos dejó hace algunos años, me enseñó a preguntarme el porqué de las cosas. Antonio, mi profesor de Griego, un gran tipo que hacía sus clases muy divertidas, y transmitía cercanía y buenrrollismo a sus alumnos. Dejo para el final a mis dos profes de Historia (tuve más, pero estos dos fueron clave en mi formación). El ya mencionado Alejandro Peris, y Felipe (en la fotografía anterior, arriba a la derecha), ambos dos apasionados de la Historia, en diferentes etapas, que me transmitieron lo bello de conocer el pasado de los hombres.
A todos ellos, muchas gracias. Como ya dijera Isaac Newton: «Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes«.